1. La confianza: en sí mismo lo enriquece todo, y hace que afronte cada nuevo aprendizaje con ilusión y entusiasmo: confía en que le saldrá bien porque hasta ahora ha sido así. Todas las oportunidades que le brindas para explorar son buenas (tumbarle sobre una mantita en el suelo, sostenerle para que dé pasitos...), ya que le permiten tener experiencias de éxito.
2. La autonomía: es un factor básico que hará que su autoestima se dispare de forma natural. Y si consigues que se valore a sí mismo como alguien competente, ya tiene todas las papeletas para quererse bien.
3. La Valoración: el tiempo que dedicas a tu hijo ayudándole a adquirir una nueva capacidad es una buena inversión para su autoestima.
Un detalle importante...
Tu hijo desarrolla autoestima cuando llega a entender que tu amor hacia él no está basado en sus éxitos ni en su aspecto, sino en la alegría que te produce tenerlo en tu vida. Todo niño valora las palabras de aliento que no entrañen ningún juicio, que apoyen su individualidad y que sean sinceras.
Por último, no olvides que, como existe un contagio emocional entre tu hijo y tú,es importante que cuides tu propia autoestima. Si piensas bien de ti misma y lo manifiestas, será más fácil que él también sepa valorarse.